domingo, 16 de agosto de 2015

¿Cuánta gente cumple años el mismo día que tú?

La ciencia de los datos se usa cada vez más para determinar qué une y separa a la gente en el mundo

 Buenos Aires 16 AGO 2015 


Bebés en una maternidad de un hospital de Munich (Alemania). / REUTERS
Vivimos en la era de los datos y las redes sociales. Cada vez más formamos parte de una estadística que compartimos, ya sea por curiosidad, por información o por sentirnos parte de algún proyecto. El último reporte de Naciones Unidas sobre proyección de la población mundial dice que seremos 11.200 millones de personas para 2100. Latinoamérica, por su parte pasará de los actuales 634 millones a los 784 millones en 2050, para caer a 721 millones en 2100.
Estos datos demográficos sirven para identificar numerosos problemas, potenciales o reales, especialmente en el mundo en desarrollo: abastecimiento de agua potable, seguridad alimentaria, acceso al empleo, crecimiento urbanístico, impacto en el medio ambiente, entre otros. Las organizaciones multilaterales, como el Banco Mundial, se apoyan cada vez más en los datos para planificar sus estrategias de lucha contra la pobreza y ampliar la prosperidad en un mundo cada vez más poblado y con nuevos desafíos.
Como parte de esta creciente demanda de datos, se ha desarrollado una nueva herramienta interactiva bautizada population.io. Elaborada por el equipo de laboratorio de datos, con apoyo delgrupo de datos del Banco Mundial y colaboradores de todo el planeta, esta herramienta permite, por ejemplo, determinar cuál es la posición de una persona en relación con el resto de la población mundial, una estimación de cuántos años va a vivir, y otros aspectos interesantes sobre cómo sería su vida si hubiera nacido en un lugar diferente a su tierra natal.

Paradoja del cumpleaños

¿Se ha preguntado durante una fiesta concurrida o en un estadio de fútbol repleto de aficionados con cuánta gente compartiría su cumpleaños?
Para responder a eso existe la paradoja del cumpleaños que establece que: “si hay 23 personas reunidas hay una probabilidad del 50,7% de que al menos dos personas de ellas cumplan años el mismo día. Para 60 o más personas, la probabilidad es mayor del 99%. Obviamente es casi del 100% para 366 personas (teniendo en cuenta los años bisiestos)”.
En population.io usted puede ingresar su género, su país y fecha de nacimiento, y la herramienta le informará con cuantas personas comparte su cumpleaños. Lo más seguro es que la mayoría de ellas estén en India o China. Pero además le muestran una serie de estadísticas demográficas y visualizaciones como cuál es su posición relativa en la población del mundo y otros datos interesantes como cuántas personas en su país natal son más viejas o más jóvenes que usted.
Otros datos interesantes, provenientes de diferentes fuentes de Naciones Unidas (ONU), incluyen estimaciones de población desagregadas por sexo, y expectativas de vida específicas por edad.

Lotería de la vida

Tariq Khokhar, científico de datos del grupo de datos de desarrollo del Banco Mundial, comenta que una de las cosas más interesantes que ha aprendido es la llamada “lotería de la vida”. “Su ciudadanía al nacer, el nivel de ingresos de sus padres, su raza y género tienen mucho más que ver con su riqueza de lo que a muchos les gustaría admitir”, afirma en su blog.
Suponga que nació en México pero su padre nació en España. ¿Cuán diferente habría sido su vida si hubiera nacido en Madrid? ¿Hubiese tenido las mismas oportunidades en estudios, calidad de vida, acceso al empleo? ¿Viviría más? Seguramente sí. Esa es la lotería de la vida.
Puede buscar esos datos en population.io que ofrece pronósticos de expectativas de vida y datos comparativos del país y el resto del mundo. Además desde los datos del Banco Mundial, puede tener una idea de estimaciones y proyecciones de datos de población (i).
Una última pregunta que tal vez también se ha hecho: ¿Cuántas personas han vivido hasta ahora? Tal vez se sorprenda.
Fuente: El País

La fiebre de las plataformas

Una gran mayoría de las compañías tecnológicas se ha convertido en parásitos

de las relaciones sociales y económicas existentes. No producen nada propio

sino que reordenan lo que otros han desarrollado


Casi no pasa un día sin que alguna empresa tecnológica proclame el deseo de reinventarse convirtiéndose en una plataforma informática. En marzo, cuando Corea del Sur prohibió Uber, la empresa prometió que permitiría a los taxistas locales utilizar su plataforma, además de sus servicios adjuntos. En mayo, Facebook recurrió a una argucia parecida: después de meterse en un lío con la seudohumanitaria iniciativa de proporcionar acceso gratis a la Red a través de un proyecto llamado Internet.org, también prometió transformarlo en plataforma. De este modo, los usuarios de Internet.org, en su mayoría del mundo en desarrollo, también podrían acceder gratis a aplicaciones, y no solo a las desarrolladas por Facebook.
Algunos destacados críticos han llegado incluso a hablar de un “capitalismo de plataforma”: una profunda transformación en la manera de producir, compartir y proporcionar bienes y servicios. En lugar del cansado modelo convencional, en el que diversas empresas compiten por atraer al consumidor, estamos asistiendo al surgimiento de uno nuevo, aparentemente más horizontal y participativo, en el que los consumidores se relacionan directamente entre sí. Con un móvil inteligente, los individuos pueden hacer cosas para las que antes necesitaban un abanico de instituciones.
Esa es la transformación a la que estamos asistiendo en muchos sectores: antes las compañías de taxis llevaban a los pasajeros, pero Uber solo los pone en contacto con los conductores. Los hoteles ofrecían servicios basados en la hospitalidad; Airbnb se limita a poner en contacto a anfitriones y huéspedes. Y así sucesivamente: hasta Amazon pone en contacto a los libreros con los compradores de libros usados.
Es fácil detectar las diferencias con el antiguo modelo, previo a la plataforma. En primer lugar, esas empresas tienen una extraordinaria valoración, pero su contabilidad es sospechosamente liviana: Uber no necesita dar trabajo a conductores y Airbnb no tiene por qué poseer casas. En segundo lugar, en vez de respetar un código preciso y riguroso que describa los derechos de los consumidores y las obligaciones del proveedor de servicio —piedra angular del Estado regulador moderno—, los operadores de plataformas confían en el conocimiento de los participantes en el mercado, esperando que este acabe castigando a los que se porten mal. Según la utopía del libre mercado propugnada por pensadores como Friedrich Hayek, santo patrón de la economía colaborativa, tu reputación también refleja lo que otros participantes en el mercado saben de ti. De este modo, si eres un cliente desagradable o un conductor maleducado, los demás no tardarán en descubrirlo, por lo que no habrá necesidad de leyes que controlen los comportamientos.
Ese mercado de la reputación perfectamente líquido y dinámico no se ve por ninguna parte. Su ausencia la pone de relieve una demanda presentada recientemente en EE UU. Resulta que los conductores de Uber discriminan con frecuencia a los discapacitados, ya que se niegan a colocar sus sillas de ruedas en el maletero del coche. Cabría pensar que las leyes contra la discriminación que se aplican al servicio de taxi también se aplicaran a Uber, pero la empresa afirma que no es un servicio de taxi, sino una empresa tecnológica, una plataforma. No existe un mecanismo de reacción fácil que ayude al discapacitado: para eso están las leyes de protección del consumidor.
Cuando Uber discrimina a los discapacitados dice que no es un taxi sino una empresa ‘online’
Mientras Uber se sirve de su condición de plataforma para protegerse de las demandas, Facebook la utiliza como ardid publicitario. Hace poco ha defendido que “Internet.org” es una “plataforma abierta”. Pero lo cierto es que de abierta no tiene nada: Facebook es el que decide qué aplicaciones acepta y qué requisitos tienen que cumplir (nada de vídeos, ni de transferencia de archivos, ni de fotografías de alta resolución).
En una cultura obsesionada con la innovación, como lo es sin duda la nuestra, tiene sentido que Facebook haga suya la retórica de la plataforma. Puede que los detractores de Internet.org tengan razón al señalar que dicho proyecto se aparta del ideal de neutralidad de la Red, pero, a la larga, a Facebook le gustaría que creyéramos que eso no importa: una plataforma, por lo menos en teoría, es un lugar en el que se producen innovaciones no planificadas e impredecibles, ¿qué más podemos pedir? En la batalla entre la justicia y la innovación, esta siempre gana.
En la transición hacia una economía del conocimiento, esos elementos periféricos dejan de ser tales para convertirse en un factor esencial del servicio que se ofrece. Cualquier servicio e incluso cualquier proveedor de contenidos corren el riesgo de convertirse en rehenes del operador de una plataforma, que, al reunir los elementos periféricos y racionalizarlos, pasa de repente de la periferia al centro.
Internet.org no es abierta. Facebook decide a quién acepta y los requisitos que han de cumplir
Buenas razones explican que en Silicon Valley se ubiquen tantas plataformas: los principales elementos periféricos de hoy en día son cosas como los datos, los algoritmos y la potencia del servidor. Por ello, muchos afamados editores se están poniendo de acuerdo para publicar ahí su información, en una nueva función llamada Instant Articles. La mayoría carece de la pericia y la infraestructura necesarias para ser tan ágil, hábil e impresionante como Facebook cuando se trata de ofrecer a quien corresponde y en el momento adecuado artículos que le interesan, y con más rapidez que cualquier otra plataforma.
Pocos sectores se verán libres de la fiebre de las plataformas. La verdad que no se dice es que gran parte de las actuales, controladas por grandes marcas, son monopolios que se aprovechan del efecto red que produce gestionar un servicio cuyo valor aumenta con el número de personas que lo utiliza. Esto explica que puedan reunir tanto poder: una muestra son las constantes luchas de Amazon con los editores, porque no hay otro Amazon al que recurrir.
Una buena forma de mantener a raya a las plataformas es impedirles que se apropien de los elementos periféricos adyacentes. Para empezar, estaría bien que pudiéramos trasladar nuestra reputación, así como nuestro historial de uso y el mapa de nuestras conexiones sociales, a otras plataformas. También necesitamos tratar otros elementos técnicos del nuevo paisaje de las plataformas (servicios de verificación de nuestra identidad, nuevos métodos de pago, sensores de geolocalización) como las infraestructuras que son, garantizando así que a ellos pueda acceder todo el mundo y con unas condiciones equiparables, no discriminatorias.
La mayoría de las plataformas no son más que parásitos de las relaciones sociales y económicas existentes. No producen nada propio: se limitan a reordenar lo que aquí y allá otros han desarrollado. Teniendo en cuenta los enormes beneficios que obtienen esas grandes empresas, en su mayoría no gravados fiscalmente, el mundo del “capitalismo de plataforma”, a pesar de su embriagadora retórica, no es tan diferente del anterior: lo único que ha cambiado es quien se va a embolsar el dinero.
 Evgeny Morozov es profesor visitante en la Universidad de Stanford y profesor en la New America Foundation.
Traducción de Manuel Cuéllar.
Fuente: El País

viernes, 14 de agosto de 2015

Cuatro casos en los que el 'big data' pasó de útil a escalofriante

Cuando las empresas aprenden a utilizar los datos de sus clientes pueden llegar, por ejemplo, a predecir un embarazo adolescente


Un guardia de seguridad observa las pantallas de una sala de control. / GETTY IMAGES
Pese al misterio que rodea al término de moda, lo que nos referimos al decir big data es solo a una herramienta informática, extremadamente potente, que compila enormes cantidades de datos, imposibles de escrutar por la mente de un ser humano, y, con suerte, permite sacar alguna conclusión de la comparación de datos. Como el mundo no para de crear bytes en volúmenes cada vez mayores, toda esa información podría ser un tesoro estadístico para estudiar desde hábitos de compra hasta tendencias médicas como previsión temprana de suicidios. Big data es, pues, como lo define empresa IBM  “una tendencia tecnológica para entender y tomar decisiones […] aplicable a toda aquella información improcesable por procesos o herramientas tradicionales”. 
Esa es la cara bonita. La cruda realidad es que esos bytes contienen información cada vez más y más íntima y al estudiarla con cerebros tan potentes como los artificiales, se puede aprender quizá demasiado sobre una sola persona. Especialmente tajante sobre esto es la Enciclopedia Británica, en su entrada sobre este tema: “La posible invasión de intimidad, a través de los resultados de esta compilación de datos, preocupa a bastante gente, ya que las bases de datos comerciales contienen registros detallados de historiales médicos, transacciones económicas o del uso de los teléfonos”. Vaya por delante que cualquier herramienta tecnológica, no es ni buena ni mala, sino que su valor consiste en hacer predicciones estadísticas que permiten tomar mejores decisiones. Pero hay veces que esta técnica se pasa de la raya.

Una vez adivinó que una adolescente estaba embarazada antes que la propia adolescente

Fue a principios de la década del 2010. En Minneapolis, Estados Unidos, un padre entró airado en una tienda Target, exigiendo ver al responsable del establecimiento. “Mi hija ha recibido esto en el correo”, dijo esgrimiendo un sobre de publicidad con ropa premamá, muebles para habitaciones de bebé y fotos de niños sonrientes. “¿Ella todavía va al instituto y le mandáis descuentos para ropa de bebé? ¿Tratáis de animarla a quedarse embarazada?”, exclamó el progenitor. Según cuenta Charles Duhigg en un reportaje en The New York Times, el encargado, sin saber donde meterse, pidió disculpas al progenitor.
Un científico creó un algoritmo que estudiaba la ingente cantidad de datos que las tiendas almacenan sobre sus clientes, y observó que las mujeres que esperaban un bebé en secreto compraban crema sin perfume
Cuando a los pocos días llamó al hombre para volver a pedir perdón, fue este quien comenzó a disculparse: “He hablado con mi hija y resulta que ha habido ciertas actividades en mi casa. Sale de cuentas en agosto. Le debo una disculpa”. Andrew Pole, un científico de datos, fue quien creó el algoritmo que detectó el embarazo adolescente. Con la cantidad de datos que almacenan las tiendas sobre sus clientes, observó qué compraban las mujeres que esperaban un retoño, hasta identificar 25 productos indicadores de embarazo. Como, por ejemplo, al comienzo de su segundo trimestre, crema sin perfume. De esta manera, pudo asignar una probabilidad de embarazo, una fecha aproximada de parto y enterarse antes que un involuntario abuelo de un suburbio de Minneapolis de que su hija adolescente iba a darle un nieto.

Provocó que una pareja de sexagenarios se quedara sin seguro médico 

Pongamos que usted vive en EE UU y por su trabajo no está adscrito a un seguro médico colectivo, sino que debe encontrar por su cuenta uno de esos planes prohibitivos. Lamentablemente, se lo rechazan. ¿El motivo? Sus compras de medicamentos en grandes almacenes como WalMart y Randalls. Pues esto es lo que le pasó a Walter y Paula Shelton cuando trataron de asegurarse en la compañía Humana. Tras analizar su historial de recetas médicas, les llamó por teléfono para preguntarles por los antidepresivos y la medicación para la presión arterial que habían adquirido en los últimos años. 
Walter les explicó que los antidepresivos eran para que su mujer, durante la menopausia, pudiese conciliar más fácilmente el sueño y que la medicación para la presión arterial era para una hinchazón de tobillos. No importó y no pudieron asegurarse en Humana. “No podemos tener un seguro médico debido a que estamos tomando medicinas que nos han prescrito nuestros doctores, no creo que sea justo”, declaró ella en un reportaje de Bloomberg en 2008. Según este mismo texto, dos tercios de las empresas de seguros del país usan “las enormes bases de datos de prescripciones médicas para analizar a sus futuros clientes y rechazarles basándose en ellas”. 

Permitió que una tienda física estudiara las intimidades de sus clientes

Es habitual que las tiendas y centros comerciales ofrezcan acceso gratuito a Internet para sus clientes. Lo que ya resulta más raro fue el experimento que la cadena Nordstrom llevó a cabo, usando unsoftware llamado Euclid. Con la intención de saber más de sus clientes, le asignó a cada smartphone un usuario y, usando las cámaras de vigilancia, puso sus ordenadores a seguir cada una de esas señales wifi. Dónde se paraban, cuánto tiempo, qué se acaban llevando y qué no, cuál era su sexo... El problema vino cuando pusieron un cartel avisando de lo que estaban haciendo, lo que llevó a quejas de algunos clientes. Tras ocho meses decidieron dejarlo, en parte debido a las críticas.
Este caso pone sobre la mesa una contradicción entre el mundo de Internet y el físico. Aunque Nordstrom aseguraba en su política de privacidad que no recolectaban información comprometida como la identidad del teléfono, las llamadas o los sitios web visitados, algunos de los afectados calificaban el experimento de orwelliano. Pero lo que Nordstrom hizo es exactamente lo mismo que tiendas onlinecomo Amazon realizan con la navegación en sus sitios web –al fin y al cabo, sus webs está diseñadas para estudiar el historial de nuestrascookies para asociar a nuestra edad, sexo, estado social o al barrio en que vivimos unos patrones de compra– desde hace años, solo que en otro formato.

HIzo que toda una clase de estudiantes de instituto suspendiera

La educación es donde el big data parece tener un futuro más brillante. Tanto que Viktor Mayer-Schönberger y Kenneth Cukier, autores del canónico Big Data: A Revolution That Will Transform How We Live, Work, and Think, acaban de publicar un e-bookdedicado exclusivamente a este campo. Pero, como en los casos anteriores, también puede haber grandes fallos, como este incidente que cuenta Bill Franks, jefe de analítica en la empresa Teradata, en una entrada en la web del International Institute for Analytics
Un nuevo profesor recomendó comenzar a utilizar unsoftware antiplagio. Al pasar el programa por los trabajos de esa clase de sobresaliente, sin antecedentes de plagio, resultó que todos habían copiado
“Las escuelas de mi área están entre las mejores del estado y acuden muchos niños listos y motivados”, comienza. “En una de las clases avanzadas, se les solicitó a los alumnos que realizaran un trabajo durante el verano, antes de empezar las clases”. El problema vino cuando un nuevo profesor, con toda su buena intención, recomendó al colegio comenzar a utilizar unsoftware antiplagio. Al pasar el programa por los trabajos de esa clase de sobresaliente, sin antecedentes de plagio, resultó que todos habían copiado. Esto iba a reflejarse en su expediente, pero los padres decidieron investigar un poco más. 
La técnica que el programa usaba para detectar copias era fijarse en conjuntos de tres o más palabras. Si estos se repetían en más de un trabajo, esos dos escritos se marcaban. En caso de que un trabajo tuviera muchas marcas, el autor era identificado como tramposo. “Asumamos que los estudiantes están escribiendo sobre Guerra y pazde Tolstói”, analiza Franks, “y dos estudiantes empiezan varias frases con Tolstói se refiere a... El significado de... o El libro habla... Pues se convertían en culpables”. En el trabajo en cuestión, los chavales podían además usar diccionarios, pudiendo copiar en el texto las definiciones. Según cuenta Franks, los progenitores lograron que los profesores retiraran el término tramposo de los expedientes, pero no la nota de 0 por la entrega de un trabajo copiado. Además, como los profesores ahora creen que hicieron trampa, no están dispuestos a escribirles una recomendación para la universidad.
Fuente: El País

martes, 11 de agosto de 2015

De una sola empresa a siete distintas: así pasa Google a ser Alphabet

La transformación del gigante tecnológico en siete compañías diferentes influirá en la producción de sus 'gadgets' y servicios


Google: Seguirá como matriz. Será el gran pulmón que lleve oxígeno en forma de dólares para mantener todo el sistema. Bajo su paraguas estarán los negocios establecidos y reconocidos. Google seguirá con corazón de software y Sundar Pichai será el hombre clave para hacer que todo encaje. Además de consejero delegado de Google, el sueño de cualquier ingeniero en Silicon Valley, tendrá bajo su batuta el buscador, el negocio de publicidad asociado al mismo, los mapas, las aplicaciones, YouTube y, su gran aportación, Android, el mayor sistema operativo móvil.
Calico: Dedicada a la investigación en biotecnología, tiene como finalidad alargar la vida humana. Su nombre esconde unas siglas que explican su sentido: California Life Company. Es una de las empresas más crípticas de esta nueva formación. Nació como reacción de Sergei Brin al saber que su madre tenía párkinson. El plan inicial era analizar el genoma humano, pero han terminado por crear una lentillas que miden la glucosa en sangre y quieren sacar al mercado para ayudar a los diabéticos en su día a día. Art Levinson será su consejero delegado. Pionero en este campo estuvo en Genentech hasta 2009. Es presidente del consejo de Apple.
Nest: Conocidos por crear el primer termostato inteligente. Su segundo producto es una alarma de incendios, omnipresentes en Estados Unidos, que también se controla desde el móvil. Pasaron a ser parte del universo Google tras pagar 3.200 millones de dólares por ellos en enero de 2014. Tony Fadell, reconocido por su gusto diseñando, es el cerebro detrás de esta empresa que quiere cambiar cómo se usa la tecnología en el hogar. Criado en la factoría de Apple, diseñó los primeros iPods y las tres primeras generaciones de iPhone. Un visionario en la creación de nuevos gadgets.
Fiber: La base, la infraestructura, la puerta abierta a la independencia de las operadoras por parte de Google. Fiber ofrece Internet de alta velocidad en algunos estados del Suroeste de Estados Unidos. Es el primer flirteo de Google para llevar televisión a los hogares con calidad de alta definición. Fi, su operadora móvil virtual, tiene su lugar natural dentro de esta división.
XLab: Es el capricho de Sergei Brin. De este laboratorio salieron las esperadas gafas Glass, así como los globos aerostáticos que proveerán de conexión a zonas remotas del planeta. El coche sin conductor y los drones de reparto son su última gran apuesta. Afronta una difícil monetización inicial, pero es quien hace que Google sorprenda de manera constante por su imaginación sin límite.
Venture y Capital: Dos empresas muy parecidas pensando en tener el control de lo que suceda fuera de sus dominios. Venture se centrará en las empresas incipientes. En ocasiones bastará solo una idea en una servilleta para conseguir financiación inicial. Es su forma de seguir alimentando el sistema que les hizo conquistar Internet. Capital ayudará a inyectar capital en aquellas start ups en diferentes rondas, no necesariamente de capital semilla, que será el foco de Ventures. Se pretende evitar que no haya un nuevo Uber fuera de su control, por ejemplo. Bill Maris, el más joven de la nueva directiva, con solo 38 años y casado con la cantante Tristan Prettyman, tendrá bajo el radar las inversiones de Venture. David Lawee, de origen canadiense, llevará Capital. Este abogado lanzó Paypal en su país. llegó a Google en 2013. Desde entonces ha liderado la inversión en más de 100 empresas. 
Fuente: El País

viernes, 7 de agosto de 2015

“Atacar a Facebook es un negocio”

Alex Stamos, máximo responsable de seguridad de Facebook, cree que la mayor parte de los ataques a su red vienen de fuera de Estados Unidos. Busca perfiles entre los 'hackers' para reforzar su equipo

 Las Vegas 7 AGO 2015 
Alex Stamos, director de seguridad de Facebook
A finales de junio, Alex Stamos (California, 1979) dejó su puesto en Yahoo, para velar por la seguridad de casi 1.500 millones de personas. Es el máximo responsable de ese departamento en Facebook. El reto, por su magnitud y relevancia, le pareció lo suficientemente especial como para afrontarlo. Desde su fichaje ha pasado, como el resto de recién llegados a esa empresa, un proceso de aprendizaje de tres semanas. Tras ese periodo, los ingenieros que, como Stamos, trabajan allí -que suponen el 80% de los empleados-  deciden en qué campo quieren trabajar. Le esperaba el título de director de Seguridad. Después de su llegada ha decidido que los desarrolladores de aplicaciones deben poner más atención en proteger. Ha creado un equipo de defensa de alto nivel, pensando en proteger el Internet de las Cosas -aparatos conectados a la Red-.
Su asistencia a Defcon es un clásico. Se le considera el alma de esta cita dedicada a los hackers (piratas informáticos). Él no oculta el interés principal en esta edición: buscar a quién contratar. Quiere dar con los hackers más capaces para que trabajen en Facebook.
Pregunta: Se habla de ataques todo el tiempo, pero, ¿quiénes son los atacantes? ¿de dónde vienen?
Hay una guerra comercial. Casi siempre son los propios gobiernos los que pagan por atacarnos"
Respuesta: Tengo mucho que perder si desvelo esa información. Vamos a dejarlo en que la mayor parte de las veces la dirección IP (una identificación asociada a cada dispositivo que se conecta a Internet) es de fuera de Estados Unidos. Hay una guerra comercial. Casi siempre son los propios gobiernos los que pagan por atacarnos. Para los atacantes es su trabajo. El mío es hacer que cada día se frustren.
P. La misión final de Facebook es conectar a personas en todo el mundo entre sí. ¿Cómo lo van a hacer cuando todavía hay censura?
R. Mi papel es hacer que todo el mundo se pueda conectar y no se expongan. En Facebook cada punto de entrada al servicio está encriptado. Estamos reforzando también el envío de cada uno de los paquetes y poniendo especial atención a nuestras aplicaciones móviles. Somos la única de las grandes empresas de Internet que tiene un servicio oculto basado en Tor para proteger a los usuarios.
P. ¿Por qué Tor? (El navegador que hace virtualmente anónimo el punto de conexión a la Red, muy popular entre disidentes en las dictaduras)
R. Porque es la única opción realista que funciona, que mantiene el anonimato. Aunque es una batalla constante, no vamos a dejar de investigar en ese aspecto.
P. Acaba de decir que es la única de las grandes empresas de Internet que hace esto, ¿por qué no crean un estándar que sigan todos?
R. Es un debate global. ¿Dónde comienza la defensa y dónde entran en juego las fuerzas del Estado? La banca se protege, pero también tiene que estar alerta ante el lavado de dinero. Es complicado. Primero tenemos que hacer ver a los gobiernos qué es privacidad y qué no.
Es muy difícil saber qué quieren los atacantes. Vemos muchos ataques contra particulares, contra gente normal a la que quieren usurpar su contraseña"
P. ¿Por qué atacan a Facebook? ¿Qué es lo que buscan?
R. Es muy difícil saber qué quieren los atacantes. Vemos muchos ataques contra particulares, contra gente normal a la que quieren usurpar su contraseña. También malware, quieren meter código malicioso en Facebook para diseminar virus. Atacar a Facebook es un negocio. Nadie va a salir diciendo: “Hey, hemos gastado cuatro millones de dólares en este programa y vamos a por ellos”, pero se venden programas para atacarnos.
P. ¿Qué retos de seguridad plantea Internet.org?
R. Muchos. Normalmente, se tiende a atacar a los sistemas más populares. Afecta a más gente, por lo que es más rentable. Solo con ese dato pueden hacerse una idea de cómo es mi trabajo... En los países emergentes nos encontramos de todo, desde móviles casi obsoletos a aparatos con distribuciones de Android sin actualizar, no miro a nadie… O peor, con versiones no oficiales que son peligrosas. Con Internet.org asumimos que nuestro deber es proteger a estos usuarios que, en su mayoría, nunca antes ha tenido acceso a Internet.
P. ¿Qué retos tiene Internet.org en su campo?
R. La seguridad constante, se tenga la conexión que se tenga. Proteger a alguien que está bajo una red 4G es más sencillo, pero cuando lo normal es que estén bajo un 2G muy precario en que se pierden paquetes de datos, todo se complica.
En Facebook te comunicas con amigos y familiares. Tienes que confiar en nosotros, en cómo tomamos las decisiones para gestionarlo. Seguridad y privacidad, formalmente, son dos equipos separados, pero en conversación constante"
P. ¿Qué medidas de seguridad van a poner en sus drones que dotan de conexión?
R. Es un gran reto. Es algo totalmente nuevo. También es una responsabilidad. En seis meses lo tendremos mucho más claro. Ahora tenemos que confundirnos rápido, equivocarnos, para aprender y mejorar.
P. Está bien que ustedes impulsen cambios , pero, ¿de qué sirve si el resto de las empresas no sigue ese ritmo?
R. Debemos impulsar que los demás se sumen. Con Threat Exchange hemos creado un marco común de intercambio de amenazas. Formamos parte Tumblr, Yahoo, Twitter, Pinterest, Microsoft. Así podemos estar alerta y reforzarnos.
P. Llama la atención que lo diga porque lo presentaron dos días después de la visita del presidente Obama a Stanford, cuando propuso la creación de algo muy parecido. ¿Por qué no se suman a la iniciativa del Gobierno?
Quiero contratar gente distinta, diferente. Me encanta la gente con curiosidad por saber cómo funcionan las cosas, sin ser necesariamente técnicos. Gente con contexto, que no estén contaminados por la industria"
R. Nuestros abogados no creen que debamos colaborar. Con Threat Exchange hemos creado una herramienta útil para la industria, es una alianza comercial e independiente. El Gobierno puede hacer estándares o proponer algo básico, pero el debate está en hasta dónde quiero dar acceso al Estado. Si el Estado quiere compartir con nosotros, muy bien, hablemos.
P. ¿Dónde está la frontera entre seguridad y privacidad?
R. Es una línea delgada y difusa. En Facebook te comunicas con amigos y familiares. Tienes que confiar en nosotros, en cómo tomamos las decisiones para gestionarlo. Seguridad y privacidad, formalmente, son dos equipos separados, pero en conversación constante.
P. En Defcon viene a buscar personas para contratar, ¿qué perfiles son los que busca?
R. Gente distinta, diferente. Me encanta la gente con curiosidad por saber cómo funcionan las cosas, sin ser necesariamente técnicos. Gente con contexto, que no estén contaminados por la industria.
P. ¿Cómo ve el sector de la seguridad informática?
R. Con mucha necesidad de talento. El ataque a Sony removió mucho el sector. Es una industria grande, pero todavía no lo suficiente. Sony es una gran empresa, pero quizá no dio a los estudios la entidad que tenían. Como ellos hay, al menos, otras 1.000 empresas que podrían atacarse porque, aunque son relevantes, no toman precauciones acordes con su importancia. Tienen que despertar y tomar medidas. En los próximos 10 años, este campo va a crecer muchísimo.
Fuente: El País